El edema óseo es una inflamación o lesión en la zona medular del hueso (en el interior del hueso trabecular o esponjoso). El hueso contiene vasos sanguíneos que ante un traumatismo puede responder y provocar el sangrado dentro del hueso, en ocasiones si el líquido inflamatorio no se reabsorbe y se prolonga en el tiempo, puede provocar con frecuencia que el edema óseo desemboque en una osteonecrosis, por ende las zonas anatómicas y huesos más propensos a sufrir edema óseo son: la cadera, rodilla, tobillo, astrágalo, calcáneo, tibia, hombro y muñeca. Cabe destacar que la absorción total de un edema óseo puede oscilar entre 9-12 meses, lo que hace necesario valorar la correlación clínica y prueba de imagen.
Haciendo referencia a las diferentes pruebas de imagen que se realizan, tenemos la radiografía ósea la cual es la primera elección, para el diagnóstico de fracturas y otras patologías, pero en la clínica se ha estado buscando siempre una forma objetiva de evaluación de los tejidos blandos y las articulaciones para tener un mejor diagnóstico y una aplicación posterior de un buen protocolo de tratamiento, existen métodos convencionales y nuevos, algunos con limitaciones técnicas y costos elevados pero otros son idóneos para seguimientos de patologías.
Así pues la ecografía hace su aparición como un método eficaz, inocuo, de fácil acceso, ya que es un estudio dinámico en tiempo real y comparativo que se puede realizar como una extensión de otro estudio como la Rx, Resonancia, entre otros. De modo que la ecografía posee una larga curva de aprendizaje y su uso para evaluación de patologías musculoesqueleticas data desde hace 10 años, se inicia con la introducción de los traductores de alta frecuencia, los cuales permiten la visualización clara de las estructuras superficiales.
Existen estudios que hacen referencia al uso de la ecografía cortical ósea, la cual permitía visualizar tumores óseos y observar en los mismos reacciones periosticas y eran caracterizables por ultrasonido, con la ventaja adicional de que el doppler color identifica la vascularización del tumor, en cuanto a las fracturas estas se observan como disrupciones de la cortical y la patología degenerativa se puede sospechar ante irregularidades corticales, así mismo es posible reconocer patologías como avulsiones, callos óseos de procesos previos e incluso fracturas por estrés.
Entre las desventajas de la ecografía encontramos, visualización más allá de la cortical ósea, por lo que no es electiva en la evaluación del hueso como tal, además es técnico y los resultados dependen en gran manera del operador y del entrenamiento que este tenga, de tal modo que el fundamento de la ecografía es la emisión y la recepción de ultrasonidos que son emitidos por los cristales en el transductor, la velocidad de propagación del sonido en cada estructura del cuerpo es diferente y da lugar a una escala de grises que nos da imágenes características. Dentro de esas características tenemos que las estructuras hiperecoicas (brillantes o blancas), son aquellas que reflejan los ultrasonidos, como el hueso, mientras que el agua que es el elemento del organismo, que mejor transmite los sonidos da una imagen totalmente anecoica (negra o gris oscuro).
En consecuencia el uso de la ecografía musculoesqueletica, en la evaluación intraarticular puede ser muy útil, ya que usándola como guía para aspiración, infiltración y biopsia sinovial, disminuye la incidencia de realizar malos procedimientos. Las indicaciones de la ecografía van asociadas a patologías intra y extraarticular ayudando así a diagnósticos más precisos a nivel óseo como es el caso del edema.